Un estudio reciente publicado en la revista PLOS One muestra que relacionarse con perros, como jugar, acariciar, alimentar y abrazarlos, puede ayudar a reducir el estrés y mejorar la concentración. La utilización de animales en terapias para reducir la ansiedad y promover la confianza está incrementando. Frecuentemente, las investigaciones en este campo son amplias y no hacen distinciones entre los diversos tipos de interacción con los animales.
Se realizó un estudio en la Universidad de Konkuk en Corea del Sur con 30 participantes, los cuales fueron escaneados cerebralmente mientras interactuaban con un perro en ocho actividades diferentes. Se registró la actividad cerebral en varias áreas durante estas interacciones, que incluían juegos, alimentación, masajes, cuidado, toma de fotos, abrazos y paseos con el perro utilizando electrodos.
Se encontró que actividades como jugar y pasear con el perro aumentaban las ondas cerebrales relacionadas con la relajación, mientras que cuidar, masajear y jugar de forma tranquila elevaban las ondas cerebrales asociadas a la concentración sin estrés. Después de interactuar con el perro, los participantes informaron también sentirse menos cansados, deprimidos y estresados.
Los investigadores han llegado a la conclusión de que estas interacciones con perros pueden promover la relajación, estabilidad emocional, atención, concentración y creatividad, además de disminuir el estrés y generar emociones positivas. A pesar de que el afecto de los participantes por los animales podría haber tenido impacto en los resultados, los autores indican que las actividades concretas podrían servir como importantes puntos de referencia para futuras terapias asistidas por animales.
En resumen, jugar con perros, alimentarlos, darles masajes y abrazarlos puede ayudar a reducir el estrés y mejorar la concentración, sentando las bases para futuras intervenciones asistidas por animales.
LNT / EFE
