Con el 55,69% de los votos y casi 12 puntos de ventaja sobre el peronista Sergio Massa (44,30%), los argentinos han dado una especie de cheque en blanco a a Javier Milei para convertir a Argentina en el primer experimento anarcocapitalista del mundo. “Hoy comienza el fin de la decadencia en Argentina”, proclamó tras su abrumadora victoria este domingo en la que fue una segunda vuelta de elecciones presidenciales en Argentina con participación de 76,37%, la segunda más baja de la historia después del 76,2% de 2007, cuando ganó el kirchnerismo de Cristina Fernández.
En su primer discurso, Milei aseguró que Argentina abandonará «el modelo empobrecedor del Estado omnipresente» y dijo que el país volverá a «abrazar las ideas de la libertad». En ese sentido, subrayó que el gobierno de Alberto Fernández está «dejando una economía destruida» y garantizó «determinación» para poner en orden las cuentas fiscales y para arreglar los problemas del Banco Central, entidad que prometió cerrar durante su campaña electoral. «Esto no es una tarea para tibios, ni para cobardes, ni para corruptos», enfatizó.
“Basta ya del modelo empobrecedor de la casta, hoy volvemos a abrazar las ideas de la libertad para ser una potencia mundial”, prometió el líder de La Libertad Avanza, un apóstol del ultraliberalismo, en su primer discurso tras ganar los comicios.
«Los resultados no son los que esperábamos. Me he comunicado con Javier Milei para felicitarle y desearle suerte porque es el presidente que la mayoría de los argentinos ha elegido para los próximos cuatro años», dijo Massa, que admitió su derrota sin tapujos, resaltando la «transparencia» de los comicios: «Esta jornada ratifica que Argentina tiene un sistema democrático fuerte, sólido, transparente y que respeta siempre los resultados». También el presidente saliente, Alberto Fernández, reconoció el «veredicto popular» y deseó comenzar «una transición ordenada» con quien será su sucesor.
Milei ingresará el próximo 10 de diciembre en la Casa Rosada y lo hará con los electroshocks cargados para aplicar una terapia de choque a la decadente economía argentina, que arrastra una inflación del 142% y una tasa de pobreza por encima del 40%. El resultado es del todo impredecible, pero los 35,8 millones de argentinos convocados a las urnas han apostado por el salto al vacío propuesto por Milei en lugar de agarrarse al clavo ardiendo del oficialismo encarnado por Massa.
En el segundo balotaje (desempate) de la historia de las presidenciales argentinas, después del triunfo de Mauricio Macri sobre el peronista Daniel Scioli en 2015, Milei ha conseguido aglutinar el voto de centroderecha y la derecha más extrema para hacerse con la victoria.
Simpatizantes con motosierras
Horas antes de que se conociera el resultado definitivo de las elecciones, miles de simpatizantes de Milei comenzaron a congregarse en torno al hotel Libertador de Buenos Aires, el cuartel general del triunfador de la noche. Luciendo motosierras, uno de los símbolos de Milei para recortar el gasto público, sus simpatizantes corearon su nombre y profirieron exabruptos contra Massa, contra la expresidenta Cristina Fernández y también contra el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, entre otros.
Milei definió como «monumentales» los problemas que Argentina tiene por delante» y lamentó que la sociedad haya sido «abandonada» por la clase política en las últimas décadas. El presidente electo también advirtió a los argentinos de que «los cambios» que el país necesita «son drásticos». «No hay lugar para el gradualismo, no hay lugar para la tibieza, no hay lugar para las medias tintas», anticipó. «Si no avanzamos rápido con los cambios estructurales que la Argentina necesita, nos dirigimos derechos a la peor crisis de nuestra historia», vaticinó.
(LNT/20 minutos)