Escalada de precios del alquiler obliga a las personas a buscar inusuales opciones de residencia

Los precios de los alquileres en España son cada vez más altos y encontrar una vivienda que no le quite más de la mitad del sueldo a los ciudadanos es todo un reto.

En ese contexto las personas se han visto en la necesidad de optar por fórmulas de alojamiento poco comunes, que en muchos casos van desde una habitación a compartir por toda una familia a furgonetas o caravanas para trabajadores temporales en núcleos turísticos de playa o montaña.

La escalada de los precios del alquiler y la escasez de vivienda lleva a los ciudadanos más vulnerables a situaciones de habitabilidad muy precarias y muchas veces intolerables.  En algunas grandes ciudades como Madrid o Barcelona es cada vez más complicado costear un alquiler sin gastar una fortuna. Y

Ilsy S.M es de Honduras y refiere que vive con sus tres hijos, de entre 10 y 4 años, en una habitación por la que pago 700 euros, es decir unos 767 dólares. Trabaja cuidando personas mayores en dos casas diferentes y, a pesar de tener contrato en ambas, asegura que no le alcanza para algo mejor.

En su lugar de residencia, que además es habitada por una pareja, ella ocupa solo una habitación de realquiler junto a sus tres hijos y tiene derecho únicamente al uso de la cocina, sin que le sea permitido disfrutar del comedor, ni llevar a nadie al apartamento. 

Otro casos es el de Óscar, monitor de esquí, quien reside a 155 kilómetros de Barcelona, en la comarca de montaña de la Cerdanya en un camping próximo a Llívia (en la provincia de Girona), en territorio francés, donde paga unos 150 euros al mes por instalar su furgoneta en una parcela.

“Hace ya tres años que decidí que lo mejor para no dejarme el sueldo en una vivienda era trasladarme a un camping. Un año compartí bungalow con otros dos compañeros, pero desde el año pasado vivo en mi furgoneta camperizada y así soy más independiente. En verano soy profesor de windsurf en Tarifa (Cádiz, sur de España) y allá también voy con mi furgoneta”, explica.

Jaume C. es otro de los monitores que se aloja durante el invierno en un camping, en este caso, en su caravana.

“Llevo un par de temporadas. El primer año busqué piso, pero eran caros y se tenían que compartir con seis o siete personas. No tenía intimidad. Con mi caravana estoy superbién. Pago unos 200 euros al mes con suministros y en el camping hay duchas”, comenta.

A la falta de disponibilidad de viviendas en alquiler se suman los estrictos requisitos para optar a ser “beneficiados”.

Algunos aspirantes a alquilar una vivienda explican que les han llegado a pedir el pago por adelantado de seis u ocho meses de alquiler en pisos que se ofertan como de temporada pese a ser utilizados realmente como vivienda habitual y que no es inusual que, entre las condiciones, se encuentre dejar libre el apartamento un fin de semana al mes para el disfrute de los propietarios.

“Legalmente no lo pueden hacer, pero las inmobiliarias te piden un depósito que cubre toda la temporada”, dice Óscar, quien se queja de que llegan al país con la idea de trabajar y salir adelante, pero deben dejar unos 10.000 euros antes de hacerlo en residencia.

Fuente: El Nacional

0 Shares:
Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

You May Also Like