Helena Ibarra, una reconocida chef caraqueña, vive en un apartamento situado en las faldas de El Ávila, desde donde puede apreciar toda la ciudad. Su hogar es un santuario que combina a la perfección la naturaleza, el arte y, sobre todo, la gastronomía. A pesar de haber pertenecido a su padre, el fallecido escritor Vicente Ibarra, Helena ha dejado su propia marca en este espacio.
En su apartamento, Helena ha creado un ambiente lleno de colores y formas, con elementos que representan la tradición de las tribus indígenas venezolanas, tema sobre el cual su madre, Carmen Helena Pares, realizó numerosas investigaciones. Para Helena, vivir en su hogar es como estar en un set de película, algo que siempre soñó.
La biblioteca es uno de los lugares más especiales de su hogar. Está llena de libros sobre cocina, así como de reconocimientos y premios que Helena ha recibido a lo largo de su carrera. Sentada en el centro de la biblioteca, Helena se sumerge en una conversación apasionante sobre su vida y su carrera como chef.
Nacida en Caracas pero criada en Francia, donde tuvo la oportunidad de estudiar con el reconocido chef Gérard Vié, Helena ha dejado huella en la gastronomía criolla venezolana. Su pasión por la cocina se remonta a su infancia, cuando disfrutaba de los teteros de leche y la bouillabaise licuada que su madre preparaba. Desde entonces, Helena ha fusionado la cocina nacional e internacional, creando platos únicos como los tequeños de queso de cabra con sirope de papelón y especias, y el tepuy de lomito con salsa yin yang de caraotas negras.
Helena ha lanzado recientemente la segunda parte de su libro «Cocina extraordinaria 2. Amazonas, la despensa inexplorada», en el cual comparte recetas gourmet inspiradas en ingredientes como el onoto, el copoazú, la yuvía, la cola de escorpión, el temblador, el pijiguao y los bachacos, entre otros. Este libro ha sido galardonado en los Premios Gourmand World Cookbook Awards, que premian los mejores libros de cocina a nivel mundial.
Para Helena, su labor es descubrir las maravillas de la cocina venezolana y dar a conocer los productos de calidad que el país tiene para ofrecer. Su objetivo es que los indígenas venezolanos puedan beneficiarse de sus cosechas y llevar sus productos de calidad a restaurantes de renombre internacional.
A pesar de los desafíos que ha enfrentado como mujer en el mundo de la cocina, Helena no se ha dejado intimidar y ha dejado su huella en el país. Ella cree en el poder de las nuevas generaciones, las redes sociales y la diáspora para elevar el nombre de Venezuela en el ámbito gastronómico.
Helena se define a sí misma como una exploradora de la cocina. Para ella, la cocina es una forma de expresión que va más allá de las palabras. Sueña con seguir descubriendo el Amazonas y dedicarse a la nutrición y las barras alimenticias de las comunidades, contribuyendo así a combatir la desnutrición infantil en el país.
En definitiva, Helena Ibarra es una chef apasionada y comprometida con la gastronomía venezolana, que ha dejado su huella en el país a través de su talento, creatividad y amor por la cocina. Su libro «Cocina extraordinaria 2» es una muestra de su legado y una puerta de entrada al mundo culinario de Venezuela.