Eliana Pérez, bioanalista, se enfrenta a obstáculos financieros para continuar su formación académica. A pesar de tener dos empleos, uno en el sector público y otro en el privado, sus ingresos no son suficientes para costear estudios superiores en su profesión.
Actualmente, está cursando un diplomado en calidad microbiológica de tres meses, pero no recibirá el certificado debido a que su jefa pagó por él.
La médico Aura Pirela, gineco-obstetra, comparte la misma preocupación. Para muchos profesionales universitarios, la formación continua es vital para ofrecer servicios de calidad. Sin embargo, los costos de diplomados y cursos son significativos.
Se estima que, como mínimo, estos programas requieren una inversión de mil dólares. Además, si se consideran gastos adicionales como traslado, hospedaje y alimentación, la cifra aumenta.
Paula Acosta, docente, también busca especializarse en Atención Psicoeducativa del Autismo. Sin embargo, necesita reunir 535 dólares para cubrir la inscripción y las mensualidades en la Universidad Monteávila. Para lograrlo, planea ofrecer cursos o atención especializada a niños con condiciones del espectro autista durante las vacaciones.
En instituciones como la Universidad Metropolitana y la Universidad Monteávila, los costos de posgrados varían según la especialización. Por ejemplo, una especialización en Planificación, Desarrollo y Gestión de Proyectos tiene un costo total de 768 dólares en cuatro meses.
Estudiar Derecho de la Economía implica una inversión de 1,014 dólares, incluyendo la inscripción.
Los profesionales universitarios en Venezuela enfrentan desafíos económicos significativos al acceder a formación académica de alto nivel. Los altos costos dificultan su acceso a estudios de cuarto nivel, lo que afecta su capacidad para ofrecer servicios de calidad en sus respectivas áreas.
Con información de 2001
